
––Ana hablé con mi padre y me di cuenta de que no estamos bien. Las dos sabemos que esto no está bien.
––Bueno pero yo sí estoy bien. Hace tres días que no como y me siento mejor que nunca, me parece que la que no está bien sos vos.
––No, no es así. ¿Te das cuenta que te estás metiendo en algo grave?
––No hables como si fuera yo sola.
––Es que es la verdad. No sé que me pasó por la mente. Pero papá tiene razón, hay otras maneras de bajar de peso, de sentirse bien. ¿Por qué no empezamos el gimnasio mañana?
––Bueno, podemos empezar.
––¡Genial, que bueno que aceptes!
Al día siguiente Ana y Mía se encontraron en...